El oculto poder de la palabra GRATIS

El oculto poder de la palabra GRATIS

Marketing

¿Cuantas veces hemos escuchado la palabra GRATIS? No somos conscientes de la capacidad de viralización que tiene esa simple palabra. Es capaz de movilizar a muchísima gente sin necesidad de redes sociales ni Whatsapp.

El significado que “GRATIS” tiene hoy en día es el mismo que tenía para los romanos cuando dieron finalmente forma adverbial al ablativo plural de gratia, ae.

En efecto, antes de la época clásica se escribía siempre “gratiis”, que interpretado como ablativo instrumental nos llevaría a entender el adverbio como “haciendo favores”, “a cambio tan sólo de las gracias o los agradecimientos”.

Volviendo a tiempos actuales, y como dije en la entradilla de este post, la palabra “GRATIS” tiene una capacidad de movilización brutal. Cualquier evento que contenga la palabra gratis incluida tiene asegurado el lleno del aforo que tenga previsto (e incluso más gente de la esperada). Cualquier producto/servicio que se oferte se agotará sin contemplaciones.

[notification type=”notification_info” ]Da igual lo que cueste o el valor de lo que se regale, si es gratis incita a la participación, a querer tener o disfrutar de ese producto o servicio que se regala. En el pensamiento de todos está la frase “Que más da…si es gratis”[/notification]

La presencia de la palabra “Gratis” activa nuestro pensamiento más irracional y nos hace desear aquello que incluso sabemos que no necesitamos. Su influencia es digna de estudio por los profesionales del Neuromarketing.

Y como muestra de ello voy a citar algunos ejemplos:

  • Recienteme un amigo, dueño de un nuevo supermercado en mi localidad, decidió dar gratis con cada lote comprado en carnicería de un paquete de arroz de 500g que tiene un coste de unos pocos céntimos. Pues bien, incrementó las ventas de lotes de carne en casi un 300%. Una campaña que le ha reportado bastantes beneficios según me comentó.
  • En la ciudad de Murcia organizaron un evento para promocionar el pastel de carne típico de esta comunidad. Se repartían 10.000 de ellos y las colas que se formaron fueron kilómetricas (Un pastel de carne cuesta entre 1.50 y 3€). Podéis comprobarlo en la foto que pongo aquí debajo:
pasteles carne_murcia

(Foto: diariolaopiniondemurcia.es)

  • ¿Por qué tiene tanto éxito la andaluza fórmula de la “caña-tapa”, pues porque dan la tapa GRATIS. Sin duda es una de mis favoritas. 😉
  • Recientemente el Real Murcia CF decidió regalar a cada abonado otro abono para que lo disfrutara otra persona durante esta temporada. ¿El resultado? Colas y colas para recoger los abonos-regalo aunque después no los fueran a utilizar y se quedaran en el fondo de un armario o cajón, que los hay porque lo se, pero da igual. Fueron, esperaron durante un buen rato y los consiguieron, ¿por qué? Porque eran GRATIS.
(Foto: Laverdad.es)

(Foto: Laverdad.es)

  • Este es un poco más antiguo pero… ¿En cuántas casas hay vajillas o enciclopedias que se regalaban por tener dinero en un determinado banco durante un tiempo establecido por la entidad? Yo os lo diré, muchas, muchísimas. ¿Por qué? Porque era GRATIS.
  • He dejado para el último mi ejemplo favorito de cómo la palabra gratis activa nuestra parte más irracional como consumidores (y las marcas lo saben): las famosas promociones 3×2.

3x2
Con esta estrategia las marcas crean en los usuarios la sensación de que han salido beneficiados por la promoción pero, realmente, son las marcas las que han logrado que se gaste más sin tener necesidad de ello. Si solo necesitamos 1 producto, ¿por qué nos llevamos 3?

Estos son solo algunos ejemplos pero la vida real está plagada de muchos más: gastos de envío gratis (que hacen que se compren más artículos de los previstos para “aprovechar” mejor el envío), wifi gratis (que puede hacer que los clientes se decanten por uno u otro lugar), 2ª unidad gratis…

Y, lo queramos o no, es totalmente cierto e indiscutible el inmenso poder que tiene la palabra GRATIS. Es capaz de hacer que personas se desplacen unos cuantos kilómetros para recoger o disfrutar algo que tiene un valor muy pequeño o de gastar más dinero del que tenían previsto pero que a ellos los deja con la sensación de “lo he conseguido” o “menuda oferta he pillado”.

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